El suministro de luz es una parte vital en nuestras vidas pero, no por ello, tenemos que resignarnos a abonar enormes facturas y derrochar energía perjudicando a nuestro planeta y a sus recursos naturales. Por suerte, existen muchísimas opciones para ahorrar en iluminación, desde gadgets como los sensores de movimientos hasta el uso de bombillas led.
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Ilumina cuando sea necesario
Los sensores de movimiento son dispositivos capaces de advertir movimiento en una habitación y, aplicados a la iluminación, actúan en consecuencia encendiendo la luz de la sala cuando detectan que alguien se encuentra en ella. Del mismo modo, la luz terminará por apagarse cuando no se detecte movimiento durante un periodo de tiempo. De este modo es posible ahorrar en iluminación, pues las luces solo se encenderán cuando sea necesario y no correremos el riesgo de dejarnos alguna encendida cuando nos marchemos.
De este modo, la respuesta a la pregunta de si conviene adquirir un sensor de movimiento para ahorrar en iluminación es afirmativa. No obstante, disponemos de muchos más elementos a tener en cuenta y que podemos combinar con los sensores de movimiento para maximizar nuestro potencial de ahorrar en iluminación.
Revolución led
Si realmente quieres ahorrar en iluminación, deberías plantearte cambiar las bombillas de tu hogar por la tecnología led. Las bombillas led poseen una larga lista de ventajas frente a las demás bombillas más tradicionales como las de bajo consumo, las fluorescentes y las incandescentes.
Por un lado, las bombillas led son mucho más eficientes en cuanto al consumo y producción de luz. Es decir, a cambio de la misma cantidad de energía eléctrica, son capaces de producir mucho más lúmenes que otras bombillas.
Además, debido a la naturaleza del material del que está compuesto un led, son mucho más resistentes ante los golpes y el calor y, por si fuera poco, no poseen ninguna sustancia tóxica que pueda contaminar si la bombilla llega a romperse.
Ahorro desde el diseño
También puedes ahorrar en iluminación incluso antes de encender las luces. Si de verdad quieres que la luz eléctrica tenga un papel secundario en tus hábitos de consumo, es importante aprovechar al máximo la luz natural. Y para ello qué mejor que abrir las ventanas de tu hogar y dejar que entre la claridad del Sol.
Precisamente esta es una de las claves de la práctica que se conoce como arquitectura bioclimática. Esta disciplina se basa en aprovechar al máximo los recursos naturales y el potencial natural del emplazamiento de una vivienda o edificio ya desde su fase de diseño y construcción.
Pásate al autoconsumo
Sin duda, la forma más verde de ahorrar en iluminación y sus facturas derivadas es a través del autoconsumo. Con la instalación de placas solares fotovoltaicas —o diminutos parques eólicos para los más comprometidos y arriesgados— podrás sostener gran parte de tu consumo energético —entre ellos la iluminación de tu hogar— gracias a la energía renovable que tú mismo has generado.
Como puedes ver, existen cantidad de maneras para ahorrar en iluminación. Con la puesta en práctica y la combinación de todas ellas, tu consumo de luz y la facturación mensual serán cosa de risa. Y lo mejor de todo es que no solo salvas tu bolsillo, también contribuyes a ayudar al medioambiente.