Esa camiseta vieja que acabas de tirar a la basura ¿sabes la cantidad de recursos que necesitó para ser fabricada? ¿Y su impacto ambiental? ¿Podría aprovecharla otra persona? Cada día nos deshacemos de bienes que pueden tener una segunda vida útil. Y este es, precisamente, uno de los principios de la economía circular.
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Definición
La economía circular es una estrategia alternativa que pretende disminuir el uso de materias primas y la generación de residuos nuevos, es decir, detener el bucle del ciclo de vida tradicional de un producto.
Este bucle se encarga de repetir el modelo de economía más tradicional y extendida, un modelo lineal de los bienes que producen los mercados —se obtienen las materias primas, se fabrica el producto y se desecha en forma de residuos—.
La economía circular establece un flujo —valga la redundancia— circular. Es decir, una vez que se obtienen las materias primas y se elabora el producto, los desechos se reciclan una vez más en materias primas.
Aspectos y principios
Pero la economía circular no solo hace referencia a aspectos económicos como el uso de materias primas y la elaboración y el consumo de productos. Este nuevo sistema también incluye la transición de los combustibles fósiles y nucleares hacia energías limpias y renovables.
Es decir, la economía circular es la unión perfecta entre economía y medioambiente, un sistema basado en el uso eficiente de los recursos disponibles y que además lleva como estandarte la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los frutos de esta unión son:
- La mejora del crecimiento económico mientras se reduce el uso de materias primas.
- La creación de empleo.
- La garantía de disponer de los recursos necesarios.
- La lucha contra el cambio climático y el impacto que conlleva el uso de dichos recursos.
Dentro de una economía circular, los productos, las materias y los recursos deben mantener durante el mayor tiempo posible su valor intacto dentro del mercado. Además, dichos productos deberían ser diseñados desde un primer momento para ser deconstruidos y, que de ese modo, puedan convertirse en recursos para otras personas.
Este sistema alternativo descansa sobre una serie de principios como:
- La eco-concepción. O tener en cuenta desde el principio el impacto medioambiental que va a conllevar un producto durante todo su ciclo vital.
- Funcionalidad como base. Es decir, tiene que prevalecer usar algo antes que poseerlo, depender de los servicios antes que de los bienes.
- Productos de segunda mano.
- Reutilizar los residuos de bienes como materias primas para fabricar nuevos productos.
- Reparar los bienes estropeados.
- Reciclar.
Pero ¿quiénes son los responsables de intervenir en este tipo de economía? La economía circular contempla la participación tanto de actores públicos encargados de implementar políticas de desarrollo sostenible, como de empresas —que se preocupan por el crecimiento económico y el cuidado del medioambiente— y de nosotros como miembros de una sociedad que debe reflexionar sobre el precio del consumo indiscriminado.
Ejemplos
El algunos casos, la influencia de los principios de la economía circular ya pueden apreciarse. Un ejemplo podría ser el de los desechos y los materiales de construcción en las demoliciones.
A pesar de estar en perfecto estado en la mayoría de los casos y ser más baratos que los de nueva fabricación, estos desechos y materiales se suelen destruir o enterrar. No obstante, ya existen empresas que los aprovechan o los ponen a la venta.
Y con el mismo criterio se puede observa la problemática de las aguas residuales. Gracias a un proceso de limpieza más sostenible basado en la ozonización, se puede reducir el consumo de agua en un 20 % y, además, reducir el impacto medioambiental de las nuevas aguas residuales.
En conclusión, si no queremos terminar del todo con las reservas de recursos naturales, deberíamos adoptar por completo la economía circular, un sistema basado en una producción/consumo más responsable y en el cuidado del medioambiente.