De todos es sabido que, actualmente, el mundo se ve asolado por una gran cantidad de problemas —crisis económicas, desastres naturales, conflictos armados, etc—. Y los más vulnerables siempre son aquellos que cuentan con menos medios, la población de países en vías de desarrollo. ¿Qué medidas toman las principales naciones desarrolladas para abordar todas estas problemáticas? La respuesta está en los llamados «objetivos del desarrollo sostenible».
¿Qué conlleva el concepto de sostenibilidad?
El desarrollo sostenible es aquel que satisface nuestras necesidades actuales pero no por ello pone en peligro los recursos de las futuras generaciones. Este tipo de desarrollo se basa en un equilibrio entre el desarrollo económico, el bienestar de la sociedad y el cuidado del medioambiente.
En lo que respecta al medioambiente, la sostenibilidad se basa en la afirmación de que los recursos naturales no son una fuente ilimitada, hay que protegerlos y usarlos de forma responsable. Algunas pautas son invertir en energías renovables, ahorrar agua y desarrollar la movilidad y la arquitectura sostenible.
El aspecto social de los objetivos del desarrollo sostenible se cimienta sobre el crecimiento y el potencial de las personas, las sociedades y las culturas, para alcanzar la igualdad de género, un alto nivel de calidad de vida, sanidad y educación a escala mundial.
Por último, el desarrollo económico sostenible busca el crecimiento y la generación de riqueza pero de forma responsable, sin abusar de los recursos naturales.
¿Cuáles son sus fines?
Los objetivos del desarrollo sostenible están aprobados por las Naciones Unidas y recogidos en la «Agenda 2030». Estos objetivos son:
- El fin de la pobreza. El fin principal es erradicar la pobreza en cualquiera de sus formas. Y es que, actualmente, más de 800 millones de personas viven con menos de 1,25 dólares al día o, directamente, no tienen acceso a agua potable, una buena higiene y/o alimentos.
En el caso de algunos países como China e India se ha logrado sacar a muchas personas de la pobreza pero este éxito ha sido desigual en el caso de hombres y mujeres.
La lucha contra la pobreza de los objetivos del desarrollo sostenible enfrenta nuevas amenazas como el cambio climático y los conflictos de cada territorio. Pero, en definitiva, lo más importante para lograr este objetivo es poner el foco de la atención en los más vulnerables.
- El fin del hambre. Gracias al crecimiento económico y al desarrollo de la agricultura, el número de personas que sufrían desnutrición ha bajado casi a la mitad en los últimos 20 años. Algunos ejemplos pueden ser determinadas regiones de Asia y América Latina.
No obstante, el hambre sigue siendo una gran problemática que afecta a demasiadas personas. Se calcula que en 2014, casi 800 millones de personas padecían desnutrición, y en África, casi 100 millones de niños menores de 5 años tienen un peso muy por debajo del saludable.
Los objetivos del desarrollo sostenible buscan terminar con el hambre gracias a una serie de medidas como el acceso a una alimentación nutritiva durante todo el año, prácticas agrícolas responsables y el acceso justo a los terrenos, la tecnología y los mercados.
- La salud y el bienestar. Aunque se ha avanzado mucho en cuanto a la reducción de la mortalidad infantil y materna y la lucha contra enfermedades como el VIH o la malaria —entre otras—, aún se producen más de 6 millones de muertes de niños menores de 5 años, todos los días mueren mujeres dando a luz y el SIDA es la principal causa de muerte de los jóvenes africanos.
Los objetivos del desarrollo sostenible pretenden alcanzar una cobertura sanitaria mundial, ofrecer medicamentos a precios asequibles y evitar dichas muertes gracias a la prevención, a una buena educación sexual y a campañas efectivas de vacunación.
- Una educación de calidad. En este aspecto se han alcanzado unos logros notables: en los países en desarrollo se alcanzó en 2015 el 90 % de la tasa de matriculación. A nivel mundial, la cantidad de niños que no iban a clases disminuyó un 50 % y a día de hoy asisten más niñas que nunca a la escuela.
No obstante aún existen ciertos retos. Por ejemplo, la educación siempre se ve determinada por la pobreza, los conflictos o los desastres naturales. Además, aún sigue existiendo mucha diferencia de escolarización entre las ciudades y las zonas más rurales.
- La igualdad de género. Hoy en día, el número de niñas que asisten a la escuela es mucho mayor que hace 15 años, y la mujer supone casi la mitad de la fuerza de trabajo remunerada no agrícola.
Pero a pesar de estos avances, aún existe mucha desigualdad, sexismo y misoginia. Los retos más importantes que enfrentan los objetivos del desarrollo sostenible son la violencia y la explotación sexual, el reparto desigual de las tareas del hogar y el hecho de que se les arrebate su voz a la hora de tomar decisiones en el ámbito público en muchos países.
Para alcanzar la igualdad de género, las claves de los objetivos del desarrollo sostenible son una excelente educación y sanidad sexual y reproductiva, y asegurar a las mujeres la igualdad a la hora de acceder a la educación y al mundo laboral.
- La calidad del agua. Actualmente, un 40 % de la población mundial ya sufre escasez de agua y, debido a los estragos del cambio climático, se prevé que esta cifra aumente.
Ya en 2011 aproximadamente 40 países sufrían estrés hídrico —es decir, el deterioro de sus fuentes de agua dulce, tanto en calidad como cantidad—, empeorado por las sequías y la desertificación.
Los objetivos del desarrollo sostenible ponen el punto de mira en la inversión en infraestructuras, en el fomento de medidas de higiene y en la protección y la recuperación de los ecosistemas naturales de las fuentes de agua —bosques, ríos, montañas, etc— para así poder garantizar un acceso universal y sostenible al agua potable.
- Las energías renovables. A lo largo de 20 años, la cantidad de personas con acceso a la electricidad ha aumentado; sin embargo, la población mundial también va en aumento, y con ella, la demanda de energía.
Además, el uso de combustibles fósiles está propiciando el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, alterando el clima y afectando a todo el globo.
Ante esta situación, hemos conseguido que el 20 % de la energía mundial sea producida gracias a fuentes de energía renovable. Se trata de un logro considerable, pero aún así no es suficiente; la demanda de energía sigue en aumento. Debemos aumentar la capacidad de producción energética de las fuentes limpias.
Y para ellos, los objetivos del desarrollo sostenible buscan una mayor inversión en las infraestructuras y la tecnología de energías renovables como la eólica, la solar y la hidráulica.
- El crecimiento económico. En los últimos 25 años, la cantidad de trabajadores que vivían en extrema pobreza ha descendido y la clase media representa en los países en desarrollo casi el 35 % de la población total.
No obstante, el crecimiento económico se ha vuelto mucho más lento, han aumentado las desigualdades y la oferta de trabajo es incapaz de absorber a tantas personas.
Por ello, para aumentar el crecimiento económico, los objetivos del desarrollo sostenible establecen como puntos clave la innovación tecnológica y el desarrollo de políticas que favorezcan la formación de empleo y terminen con la esclavitud y el tráfico de personas.
- La industria, la innovación y las infraestructuras. Estos tres elementos son clave a la hora de asegurar el crecimiento económico y encontrar soluciones a los retos ambientales.
Además, casi 5.000 millones de personas aún no disfrutan de acceso a Internet. Es necesario reducir esta brecha digital para democratizar la información.
- La reducción de la desigualdad. La desigualdad ha empeorado en los países en desarrollo. Ante esta situación, es muy importante elaborar y poner en práctica políticas que empoderen a aquella parte de la población que se encuentra excluida, políticas que aseguran su inclusión en todos los aspectos, sin importar el género, la raza o la orientación sexual.
Los objetivos del desarrollo sostenible consideran vital regular y controlar los mercados, así como asegurar la migración de las personas.
- La sostenibilidad de las ciudades. Este objetivo implica asegurar el acceso a viviendas seguras y asequibles, mejorar los asentamientos marginales, aumentar las inversiones en transporte público, crear áreas verdes y mejorar la gestión urbana.
- La producción y el consumo sostenible. Para asegurar la sostenibilidad, tenemos que reducir la huella ecológica cambiando nuestros modos de producción y consumo de bienes y recursos, y reducir y reciclar los desechos que se traducen de estas actividades.
- El clima. Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando. Su acumulación en la atmósfera continúa sobrecalentando nuestro planeta y modificando el clima.
El problema más grave consiste en que los países en desarrollo son lo más afectados por los desastres que originan los cambios en el clima. Por ello, los objetivos del desarrollo sostenible abogan por una gran inversión económica anual hasta 2020 para paliar las necesidades de esos países y ayudar a enmendar los desastres que ha causado el clima.
- La vida acuática. Es muy importante el modo en el que gestionamos los océanos como recurso, ya que éstos son los que hacen posible la vida en la Tierra.
El trabajo de millones de personas depende del mar y de su biodiversidad, pero el 30 % de las especies marinas están sobreexplotadas.
Además, el nivel de acidificación del mar ha crecido a causa del aumento de emisiones de CO2 y su contaminación a causa del vertido de desechos plásticos es cuanto menos alarmante.
Los objetivos del desarrollo sostenible consideran de vital importancia proteger el mar de los desechos que producimos y hacer un uso más responsable de este recurso.
- La vida terrestre. De todas las especies animales conocidas, el 8 % está extinto y un 22 % se encuentra en riesgo. Además, ha crecido de sobremanera la degradación del suelo y la desertificación.
Los objetivos del desarrollo sostenible pretenden recuperar el uso adecuado de bosques, humedales y montañas y parar la deforestación para disminuir el deterioro de hábitats naturales y la biodiversidad.
- La paz. Mientras algunos países gozan de paz y estabilidad, otros se encuentran inmersos en conflictos que no parecen tener fin. Ante esta situación de desigualdad, los objetivos del desarrollo sostenible luchan por eliminar la violencia, trabajando codo con codo con los gobiernos de cada región para detener los conflictos.
- La cooperación para lograr los objetivos. Por último, para llevar a cabo todos los objetivos del desarrollo sostenible es necesario contar con la alianza y la cooperación de todas las naciones, desarrolladas o en vías.
En conclusión, para alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible es de vital importancia que todos los países se unan y cooperen para abordar todas las problemáticas sociales, económicas y medioambientales que impiden una vida justa y plena a tantos millones y millones de personas.